Las particulares condiciones climatológicas del Mar Menor, con un alto porcentaje de horas de sol al año y una elevada salinidad, han propiciado que en el extremo norte de la laguna se fueran depositando durante siglos lodos muy apropiados para tratamientos terapéuticos.
Los últimos análisis realizados por la Universidad de Murcia en 1995 revelan que estos sedimentos contienen un alto porcentaje de cationes, calcio, magnesio, potasio y flúor, así como aniones, cloruro y sulfato en niveles muy superiores a los esperables, incluso en aguas de esta salinidad.